Se intenta aquí dar una lección desde una concepción (también falsa) de moral, sobre las ventajas de ser justo y siempre sostener la verdad. Todo el argumento, puesto en servicio de este objetivo, se arrastra en mares de ridiculez. Tanta que ni siquiera el objeto del primer rumor (una virgen de más de 20, aparentemente violada) puede ser tomado en serio por nadie. De ahí en más, ninguno de los acontecimientos que se suceden podrá dar impresión de realidad, aunque sea precaria. ¡Y quién va a creer algo si ni siquiera la belleza helenística de la mujer que desencadena la trama es tal!

Además, está mal filmada y en lugar de escenas con actores, debería hablarse de estudios de fotografía con modelos siempre en pose, bajo una luz a la que sólo le preocupa destacar sus mejores perfiles.