A continuación, reproducimos la reseña de Samoa que
publicamos en ocasión de nuestra cobertura de Bafici
2005.
Una película
experimental, formada por una sucesión vertiginosa de imágenes puras,
de todo tipo, en blanco y negro y color: desde la recurrente de una joven
durmiendo, pasando por formas geométricas en pisos y paredes, luces
movedizas, hasta las numerosas y distintas representaciones del agua.
Inevitable el recuerdo de
Claudio Caldini, quien fuera notable cultor del cine experimental en
Argentina. Sin embargo, en Caldini siempre fue muy fuerte la idea rectora
del film, que en este caso no resulta muy clara. Baca muestra también el
dispositivo fílmico al principio y al final, y al parecer después de una de
las proyecciones dio toda una explicación que echó luz sobre su film, pero
creo que una obra debe explicarse por sí misma.
Su visión es muy agradable,
de efecto algo hipnótico, incentivado por el monocorde sonido de la tabla y
el sítar (si no confundo los nombres de los instrumentos indios). Samoa
presenta algún problema con el ritmo y el tiempo, ya que la sucesión es muy
rápida, a menudo con cámara acelerada, y pocas veces encuentra sus momentos
de reposo, que son muy breves. El film comienza con referencias religiosas
(se trata de "develar el rostro de Dios tras su halo dorado"), y recurre a
imágenes generadoras de una atmósfera mística.
Josefina Sartora
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