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16 CALLES
(16 Blocks)

Estados Unidos, 2006


Dirigida por Richard Donner, con Bruce Willis, David Morse, Mos Def, Jenna Stern, Casey Sander, Cylk Cozart.



El síndrome recurrente de paranoia instalado en la sociedad de Estados Unidos no cesa de dar motivo a todo un género de películas de acción clase B que, a su vez, pueden ser consideradas también como generadoras o incentivos de este mal público y privado. 16 Calles pertenece a ese rubro, y cumple con casi todas las pautas del mismo, hasta la de incluir a Bruce Willis, especialista en films de paranoia al punto que todos nos hemos preguntado dónde estaba aquel 11 de septiembre.

La primera escena retrata al personaje: un irreconocible Willis como Jack Mosley, un policía vencido y descreído de todo, cuyo alcoholismo e ineptitud son tolerados por sus compañeros que le adjudican tareas de cuarto orden.  Por eso, Jack sorprende a todos cuando al asignársele el traslado de un preso hasta el tribunal, lo defiende con uñas y dientes de manera harto heroica, y entonces sí  reconocemos al viejo Bruce.

La paranoia está más estimulada aun en películas que, como ésta, van contra reloj. Desde antes de recibir la misión, vemos la hora, y durante todo el tiempo sabemos que la pareja debe llegar a destino en 120 minutos, lapso en el cual transcurre la acción, casi toda filmada en tiempo real, marcado por sucesivos relojes (recurso al cual estamos acostumbrados los fans de la serie “24”.) Tiempo acotado, y también espacio acotado, el film podría haberse titulado 16 Calles en 2 horas. Esas son las cuadras que deben atravesar el preso y su guardián para llegar ante una jueza con una declaración que condenaría a casi toda la dotación de la comisaría de Greenwich Villlage en Nueva York, cuyos integrantes, incluido su capitán, los persiguen con todos los medios a su alcance. No falta nada: tiroteos en plena calle, persecuciones dentro y fuera de edificios, un autobús en el que escapa la pareja protagónica, toma de rehenes, todas logradas escenas de acción en una sucesión que no da respiro. La agitación se acentúa por las marcas corporales del policía, gordo, fuera de forma y con una cojera que no lo deja en paz, siempre sin aliento.

Tampoco falta la oportunidad para la redención, otro clisé del género. En esas dos horas habrá tiempo para que se desarrolle la amistad entre el policía y su protegido, una de esas amistades memorables: el actor y músico de hip-hop Mos Def (La estafa maestra, El hombre del bosque) compone un excelente personaje cuya verborragia contrasta el carácter taciturno del policía. Y Willis da lo mejor de sí, con toda su corporalidad en juego, a su personaje.

Josefina Sartora      


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