A las
cinco de la tarde.
Eran las cinco en punto de la tarde.
Un niño trajo la blanca sábana
a las cinco de la tarde.
Una espuerta de cal ya prevenida
a las cinco de la tarde.
Lo demás era muerte y sólo muerte
a las cinco de la tarde.
(Extracto del poema "Llanto por Ignacio
Sánchez Mejías", de Federico García Lorca)
Nograh es
mujer y pobre, dos motivos para ser doblemente marginada en un país
musulmán. Pero también es inteligente y lo suficientemente inquieta como
para ver la realidad de su país y cuestionarla. Por eso desobedece a su
padre –un fanático religioso– y se escapa para ir a un colegio laico, y
sueña con poder postularse algún día como presidenta de Afganistán. Interroga a
la gente sobre sus gobernantes, pero ellos o no saben quiénes son o dicen
que no les importa. Después de todo, la realidad no cambia y Kabul sigue
tanto o más atrasada que con los talibanes, ahora en retirada.
El film de la
iraní Samira Makhmalbaf (La manzana, La pizarra) es un relato
circular que, a la manera de Antes de la lluvia, aquella película de
Milcho Manchevski, muestra a sus personajes en un tiempo y un espacio sin
salida, encerrados en un medio colmado de dolor y de espanto. Una tierra
hambrienta y desolada por las guerras fratricidas y el intervencionismo de
potencias extranjeras que sólo persiguen sus propios fines políticos,
económicos y estratégicos.
La realizadora
logra momentos de una extraña belleza, escapando al didactismo y a la imagen
de postal. Un edificio en ruinas o un avión abandonado se convierten en un
espacio sagrado. Un par de zapatos adquiere un simbolismo casi mágico. El
sonido de una gota de agua despierta nuestros sentidos. A veces, cierta
reiteración en algunas situaciones y la falta de rigor en la construcción de
algunos de los personajes (sobre todo el del poeta que se enamora de la
protagonista) le juegan en contra.
El malogrado
García Lorca y Luis Buñuel fueron grandes amigos. Aquí, Makhmalbaf los
vuelve a juntar, no sabemos si involuntariamente, cuando un asno agonizante
aparece en pantalla, como aquel que moría frente a cámara devorado por un
enjambre de abejas en Las Hurdes, el documental que el maestro del
cine filmó sobre una de las regiones más atrasadas y pobres de España. Ambos
realizadores, a setenta años de distancia uno de otro, se emparentan en su
mirada, crítica e inconformista, sobre una realidad que no pueden soportar.
Sergio Zadunaisky
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