Algunas críticas extranjeras dijeron que los hermanos Coen se habían
“vendido” con esta nueva película.
El amor cuesta caro seguramente no es su film más creativo o
arriesgado. Sin embargo, si hay algo que el film no hace, es concesiones. La
elección de George Clooney como “estrella” protagónica tampoco sorprende: el
actor ya había demostrado la clase de comediante que puede ser a las órdenes
de esta dupla en ¿Dónde estás, hermano?. Y aquí, más que nunca, el
papel parece hecho a su medida.
El amor cuesta caro
es una comedia ¿romántica? de formato clásico, tan ácida como divertida,
sobre el amor, el matrimonio y, principalmente, los divorcios. Miles Massey
(Clooney) es un abogado carismático (tan preocupado por su blanca sonrisa
como lo estaba por su pelo engominado en ¿Dónde estás...),
inteligente e inescrupuloso, de esos que sólo conocen el éxito. Siempre gana
los complicados casos que se le presentan y ya tiene tanto dinero que hasta
compra las cosas por duplicado. Por supuesto, está ávido de nuevos desafíos.
Los problemas llegarán cuando el millonario Rex Rexroth sea descubierto con
una amante. Para que su esposa no se quede con toda la fortuna luego del
divorcio, éste decide contratar a Massey. Es entonces cuando entra en acción
la mujer que cambiará la vida de Miles, y que desatará lo que se conoce como
“guerra de los sexos“: Marylin (Catherine Zeta-Jones), una mujer fuerte y
cautivante quien, lejos de sentirse dolida y humillada, o de ser la víctima
que aparenta en un principio, tiene todo fríamente calculado para seguir
casándose con (y cazando a) maridos ricos.
Pronto, Marylin encontrará un nuevo hombre del que dice estar realmente
enamorada. Tanto, que decide firmar el “acuerdo prematrimonial Massey”:
inviolable. Pero el abogado olfatea que
Marylin
se trae algo entre manos y
no descansará hasta descubrirla y, si es posible, enamorarla también.
No develaremos las idas y vueltas y los engaños que terminarán implicando
hasta al nada inocente Massey. Pero podemos decir que los enredos se irán
sucediendo al ritmo de los diálogos, rápidos y ocurrentes. También
desfilarán los caricaturescos personajes secundarios, que aportan buena
parte de las pinceladas del humor sarcástico que despliegan los Coen: el
abogado negro “pilla-culos”; la amiga de Marylin, con sus incontables
cirugías pero siempre insatisfecha; el petrolero “campechano” y verborrágico
que interpreta Billy Bob Thornton.
Joel y Ethan Coen, el primero como director, el segundo como productor y
ambos como guionistas, conforman una pareja creativa que se ha caracterizado
por su originalidad, su inteligencia y una profunda ironía a la hora de
montar en escena su mirada crítica y sagaz sobre la cultura norteamericana.
Película tras película (desde Barton Fink hasta Fargo o El
gran Lebowski), también han desplegado un amplio conocimiento de los
códigos de los géneros, a los que reinventan para lograr siempre una obra
singular. El amor cuesta caro es un ejemplo más. Pero no es tan sólo
una película más.
Yvonne Yolis
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