La ópera prima del uruguayo Leonardo Ricagni puede definirse como una
película de fantasía, policial, humorística, musical, que relata la
historia de Tuleque (Jorge Esmoris), una suerte de Quijote místico y
mesiánico que sale de la cárcel, a la que llegó inculpado falsamente,
en busca de una prostituta llamada Angela (Pastora Vega), su amor de una
noche, y se trenza en una cruzada desigual contra la mafia... por la
defensa de una plaza en la que brota el agua milagrosa de la Virgen del
Barrio Sur.
El film, que está basado en el personaje teatral de El regreso del
gran Tuleque de Mauricio Rosencof, evocará en algunas secuencias de
corte casi onírico a Como agua para chocolate y Corre Lola
corre, mientras que en otras (siempre salvando las distancias) los
cinéfilos encontrarán muy leves ecos de personajes fellinescos y
almodovarianos.
El Chevrolé toma su nombre de un desvencijado auto de esa marca
que se ha transformado en una especie de carrito de buhonero-rickshaw (que
otrora conducía a la banda de rock liderada por el Tuleque), y presenta
diálogos casi improvisados, a veces totalmente fuera de lugar,
generalmente canalizados en desbordes histriónicos. Su tempo no
puede ocultar que el director proviene del mundo de la publicidad y el
videoclip, sobre todo en la escenas "de Carnaval" y candombe, y
en las dedicadas a la ceremonia del Iemanjá en la playa.
El actor/murguero Jorge Esmoris encarna acertadamente a un simpático y
desbordado Tuleque (que también tiene algo de Frank Zappa), a quien
secunda como escudero, al mejor estilo Sancho Panza, un ajustado Rubén
Rada que, además de actuar, compuso junto a Hugo Fattoruso "Che
Chevrolé", el leit motiv de la película.
La españolísima Pastora Vega aporta su belleza animando a la
prostituta Angela, que tan sólo en una noche se enamora para siempre del
Tuleque. Las bandas rockeras más famosas del Uruguay (Abuela Coca, El
Peyote Asesino, Plátano Macho y la Hot Jam Band) ponen todo su ritmo al
servicio de esta despareja historia de fantasía y magia.
Cabe destacar que la industria cinematográfica uruguaya es de las más
escasas de Latinoamérica, pese a contar con más de un siglo de
existencia, y es tal vez por eso que El Chevrolé se ha convertido
en la película más taquillera de ese país. La crítica especializada de
los numerosos festivales en que se presentó la cubrió de elogios, pero
(Uruguay al margen) se puede apostar a que la mirada del gran público
será mucho menos complaciente que la de los expertos.
Enrique Monzón