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CUENTAME TU HISTORIA
(State And Main)

Estados Unidos, 2000


Dirigida por David Mamet, con Alec Baldwin, Charles Durning, Clark Gregg, Phillip Seymour, Sarah Jessica Parker, William H. Macy.



Desde sus primeros días, el cine cedió a la tentación de hablar de sí mismo. Del enorme caudal de temas que recorren su historia, hay uno recurrente: la necesidad del cine de trabajar con la misma materia que lo compone. La fascinación por la imagen impele a tematizar acerca de la producción de la imagen misma, y de toda la parafernalia que la rodea. La magistral película El cameraman, de Buster Keaton, permanece como una de las fundadoras de este subgénero. Más tarde, Hollywood reiteraría su actualización del oficio cinematográfico desde distintos puntos de apoyo: Ocaso de una vida abordó el mundo de las estrellas en decadencia, y Robert Altman se dedicó a sacar el pellejo a su propio oficio en Las reglas del juego. El cine europeo tiene películas emblemáticas de grandes directores, que también hicieron una puesta en escena de su propio trabajo: Ocho y medio, de Federico Fellini, La noche americana, de François Truffaut, El estado de las cosas de Wim Wenders recorrían las tribulaciones de los directores frente a la situación fílmica.

Cuéntame tu historia (traducción libérrima local de State And Main) es una reactualización del tema, en la que vemos cómo en diversos niveles va conformándose el juego de cajas chinas que constituye el cine dentro del cine, en clave de parodia. Cabe aclarar que no pretende estar a la altura de las obras maestras mencionadas, sino ser una divertida comedia que rinde tributo a los clásicos del género, especialmente a Preston Sturges, con una mirada crítica hacia el liviano mundillo del cine actual, soberbio, banal e inescrupuloso.

Un equipo de filmación llega a un pueblo del noreste de los Estados Unidos en busca de la locación ideal para su próxima película, y su llegada altera la rutinaria y tranquila vida de los habitantes del lugar. Por varios días, pueblo y troupe deberán interactuar, y las vidas de unos y otros se verán modificadas.

Sin llegar al nivel de su actuación en Fargo, William Macy está correcto en su rol del director imprudente e improvisado, que deberá vérselas con los problemas derivados de la filmación. Alec Baldwin compone la parodia de sí mismo: es la estrella consentida y egocéntrica, un sexópata compulsivo y pederasta. Su vinculación con una chica del pueblo trae problemas a todo el equipo, que un productor agresivo y corrupto (David Paymer) tratará de solucionar. Frente a ellos, Charles Durning es el alcalde seducido por los brillos de las estrellas, que deberá cuidar los intereses del pueblo y sus habitantes, quienes todavía creen en el valor de los símbolos, en la honestidad y la verdad. Hasta que se cruzan con Hollywood. "Esta película es acerca de la pureza", se repite con no disimulada ironía.

David Mamet es un autor de teatro muy inteligente, y no oculta esas dos características. Ganador de un premio Pulitzer, hoy resulta de gran actualidad su guión para el film Mentiras que matan, en el que un productor de cine y un agente federal montaban en estudios una guerra para los noticieros de la TV. Mamet concibe su última película como una obra para lucimiento del diálogo, con frases agudas, rápidas y de un humor corrosivo, que suenan tal vez demasiado elaboradas. El resultado es una comedia muy ajustada, con pocos baches.

La historia enfrenta dos mundos: el de Hollywood, con su glamour, su falsedad, sus intereses creados y una facilidad para manejar la corrupción, y el del pueblo, con su inocencia y su conservadurismo; ambos evocan los arquetipos del conquistador y el conquistado. Dos personajes servirán como articulación entre estos dos ámbitos: el guionista sensible (Philip Seymour Hoffman) que cada día debe adaptar su historia a la realidad del ambiente, y la intelectual del lugar (Rebecca Pidgeon, esposa y actriz de Mamet), quien lo ayudará en su tarea. Los viejos son el coro griego que reflexiona sobre las alteraciones que sufre su cotidianidad pueblerina. Hay alguna vuelta de tuerca, que muestra que la gente del pueblo posee más rigor que los cineastas a la hora de la puesta en escena.

Toda la película, como dijimos, es la caricatura del actual cine de Hollywood, hecho a las apuradas, improvisadamente, y con una moral por lo menos borrosa. Un ejemplo: el productor insiste en introducir un producto en la película, lo cual les reportaría una buena suma, sin importarle que dicho producto sea una línea de computadoras... y la película transcurra en el siglo XIX. Más aun: la sátira se vuelve sobre sí misma, porque varias veces el chivo de Federal Express se repite durante la película que estamos viendo.

Tal vez el inconveniente más grave del film sea su localismo, que en ambientes extranjeros como el nuestro conspira contra la comprensión rápida, desde el título mismo. "Main Street" es el nombre de la calle principal de todo pequeño pueblo de los Estados Unidos, y en su intersección con State en la localidad de marras tiene lugar un accidente que será el disparador de todos los problemas de los personajes. Una vez que estalla el conflicto, la película se aplasta, y no recupera el regocijo anterior, pero nos mantiene entretenidos, alejados de los problemas actuales.

Josefina Sartora     

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