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EL DIARIO DE LA PRINCESA
(The Princess Diaries)

Estados Unidos, 2001


Dirigida por
Garry Marshall, con Julie Andrews, Anne Hathaway, Hector Elizondo, Heather Matarazzo, Mandy Moore, Caroline Goodall.



¿El diario de la princesa tiene algo de Cenicienta, Mi bella dama, El patito feo y La novicia rebelde? Tal vez, pero del espíritu de aquellos cuentos y películas que marcaron nuestra infancia o adolescencia sólo sobrevivió en el film de Marshall la repetida historia de la joven que, de la noche a la mañana, se trasforma en una princesa, una dama, un cisne o una condesa. La misma Julie Andrews tuvo a cargo ese rol, que ahora invierte para ser la encargada de "adiestrar" a su nieta, Mia Thermopolis (Anne Hathaway).

Mia vive en San Francisco con su bohemia madre, asiste al colegio con su mejor amiga Lilly pero sus compañeros viven burlándose de ella y su único sueño es comprarse un viejo Mustang. Además de ser una chica de 15 años torpe, afeada y tímida, Mia es la heredera natural al trono de Genovia. La reina Clarisse Renaldi (Andrews) es su abuela y la encargada de comunicarle que ha llegado la hora de hacerse cargo de su responsabilidad. Entrenamiento mediante, claro está. Así es como se desencadena el conflicto, bastante pobre por cierto, por el que debe atravesar la protagonista.

El director Garry Marshall ya había incursionado en una variante similar con su éxito Mujer bonita. Pero allí, el romance e inclusive la transformación física eran más atractivos porque Julia Roberts pasaba de prostituta a millonaria enamorada. Uno de los problemas en El diario... es que el personaje de Mia realmente no tiene motivaciones para aceptar el rol de princesa, pero tampoco para rechazarlo. Su única ambición en el mundo era "ser invisible" y de repente se ve atraída por la novedad y el interés que su nueva faceta despierta en los demás. También quiere conformar a su padre muerto y a su abuela, a quienes nunca ha visto. Todo es de una ligereza y superficialidad enormes. La mayor parte del film pasa por la transformación física de Mia: debe alisar sus rulos, tirar sus anteojos, usar tacos altos, aprender a comer, a bailar, a saludar. Personajes estereotipados, romances y situaciones más que previsibles y un tono de comedia del que no sobresale un sólo chiste que no suene tonto, se suman a las fallas de este film de dos largas horas de duración.

Aun así, Julie Andrews, Hector Elizondo (como el guardia de seguridad de la princesa) y Anne Hathaway logran salir airosos a fuerza de sus buenas actuaciones. Lástima que tanto presupuesto de la Disney sólo haya servido para los imponentes decorados y vestuarios de El diario de la princesa y no para enriquecer un relato que tenga algo nuevo que decir o que mostrar. Nos seguiremos preguntando eternamente tantos millones de dólares en función de qué. Lujos que Hollywood se puede dar, pero que nunca terminarán de convencernos.

Yvonne Yolis     


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