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CINEISMORECOMIENDA

DIAS EXTRAÑOS
(Strange Days)

Estados Unidos, 1995



Dirigida por Kathryn Bigelow, con Ralph Fiennes, Tom Sizemore, Angela Bassett, Juliette Lewis.



Estupendo thriller de ambiente futurista escrito por James Cameron y dirigido por su talentosa ex, Kathryn Bigelow, Días extraños transcurre en Los Angeles el 31 de diciembre de 1999 (futurista, sí, porque se rodó cinco años antes). La fecha no es casual, pero tiene poco que ver con las profecías finiseculares y mucho con el caos, la desesperación y la decadencia de la vida actual, potenciados con la consabida carga apocalíptica del "último día del milenio". El de Días extraños es un mundo febril, oscuro (prácticamente todo sucede de noche), que desprecia los compromisos lineales con la "realidad" y, a cambio, explora nuevas intersecciones entre el suspenso, el policial y el cine de especulación científica.

Lenny (Ralph Fiennes) se gana la vida vendiendo unos CD-Roms que superan todo lo conocido en materia de realidad virtual. La gente se "cablea" la cabeza, pone en marcha el aparatito y vive literalmente las experiencias por las que pasaron otros (quienes las "grabaron" con un aparato similar). El segmento del negocio que explota Lenny, y del cual es un consumidor adicto, tiene que ver con las más extremas fantasías voyeurísticas: suicidios, violaciones, asesinatos. El modo en que han sido llevadas a la pantalla no podría haber sido más inquietante: unos espeluznantes planos-secuencia que coinciden con lo que los cableados ven (y demuestran que el ritmo vertiginoso no depende, ni mucho menos, de los cortes). Lenny y sus clientes son las presas de un berretín enfermizo: simplemente no pueden dejar de ver, oír, palpar, todas esas experiencias ajenas. El film instala ese mismo deseo (que es la expresión puntual de un aspecto esencial del cine) en el espectador.

Ambiciosa en el mejor sentido, Días extraños se hace cargo de brutales contrastes sociales (con los cirujas pululando como moscas a la vera de hoteles lujosos y limusinas), metafóricos y visuales: estridentes fuegos de artificio surcan la noche negra, indolente hasta el paroxismo, de la "Meca del cine". La trama tiene por eje una truculenta saga de crímenes filmados que involucran a ciertos clientes y proveedores de Lenny, cada vez más comprometido en dilucidar la cuestión. Formidables performances de Tom Sizemore y Angela Bassett (en el curioso rol de chofer-guardaespaldas), aunque el velado romance que la liga con Fiennes no se cierra del todo bien. Debe ser la única concesión al Hollywood Style de esta superproducción fascinante.

Guillermo Ravaschino