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EL JUEGO DE LA BANCA
(The Bank)

Australia, 2001


Dirigida por Robert Connolly, con David Wenham, Anthony La Paglia, Sibylla Budd, Steve Rodgers, Mitchell Butel, Mandy McElhinney.



¿Qué puede ser peor que un abogado? Adivinó. Un banquero. Más concretamente, un alto ejecutivo de una gigantesca corporación dedicada a los negocios financieros. Este señor es Simon O’Reilly (Anthony La Paglia, el de Dulce y melancólico y El verano de Sam) y, a fuerza de despedir empleados y cerrar sucursales consideradas superfluas, ha logrado suculentas ganancias para el banco que preside, el Centabank. Sin embargo, en el último año los beneficios disminuyeron considerablemente y Simon se encuentra severamente cuestionado por el Consejo de Administración. Acepta entonces la propuesta de Jim Doyle (David Wenham), un matemático que se cree capaz de desarrollar un programa que pueda predecir la caída de las bolsas del mundo. No hay modo más rápido y eficaz de ganar dinero mientras los demás lo pierden (eso es lo verdaderamente placentero) y Simon se engancha enseguida con la idea.

A partir de ese momento Jim dispondrá de todos los recursos necesarios para realizar la operación, pero tendrá que soportar la presión de Simon, ansioso de lograr progresos rápidos. Entretanto, conoce a Michelle (Sybilla Budd), una empleada del banco con la que establecerá una relación íntima. ¿Es Michelle una espía o los sentimientos que le profesa son auténticos? Muchas preguntas surgirán en la cabeza de este matemático superdotado, que irá comprobando la impunidad con que se manejan los banqueros y esa necesidad extrema de ganar dinero a toda costa, violando leyes nacionales e internacionales.

Al mismo tiempo, el film desarrolla una trama paralela, casi una segunda película dentro de la principal, que tiene como protagonista a una familia que pasa penurias de toda clase a causa de las trampas tendidas por el Centabank. Ambos relatos se irán uniendo hacia el final, en forma prolija aunque un tanto previsible. Esto no anula los méritos de El juego de la banca. Tanto la hipocresía y los engaños de la entidad financiera como la ingenuidad y buena fe de los clientes, que creen que los bancos van a corresponder su confianza, son reflejados con acierto por el director y guionista Robert Connolly, quien a pesar de ser un debutante encara un trabajo de cámara interesante, con absoluto profesionalismo. Las interpretaciones son sólidas y convincentes, especialmente la de La Paglia en la piel de ese banquero cínico que afirma sin inmutarse: "yo soy Dios, pero con un mejor traje".

Aclaración final: si piensan que este film está ambientado en la Argentina, se equivocan. Tiene lugar en Australia, un país considerado del Primer Mundo.

Rodrigo Seijas      


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