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SOUTH
PARK
Estados
Unidos, 1999 |
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Largometraje de animación dirigido por Trey Parker.
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La historia es conocida. Una exitosa serie de televisión se transforma,
por la misma lógica del mercado, en un largometraje que se estrena en los
cines y cosecha algún dinero extra. Este es precisamente el caso de South
Park, sólo que en la Argentina se editó directamente en video.
Los cuatro niñitos animados de South Park –Cartman, Kyle, Kenny y
Stan– nacieron en 1995. Los jóvenes Trey Parker y Matt Stone, sus
padres y creadores, dieron vida a muñequitos de papel que, dos años
después, se convertirían en una serie de episodios y conocerían la fama
mundial.
A pesar de la animación, las historias, los episodios cargados de
escatología y violencia y, sobre todo, el lenguaje que se emplea en la
serie la ubican dentro de los productos para mayores de 18 años. La
película, como la serie, se desarrolla en el pueblo nevado que le da
nombre y al que los protagonistas de 8 años suelen definir como
"racista, reaccionario, derechista y aburrido".
Los dibujos –originales, expresivos y queribles– ensayan
constantemente una sátira de la sociedad norteamericana que llega a los
extremos de lo considerado políticamente incorrecto. En este caso inserta
en el formato de un film musical, la sátira cruza las fronteras de los
Estados Unidos y toma, como objeto de crítica, otras situaciones
históricas ocurridas en lugares y momentos diferentes. La
burla, la parodia y la cita también reinan en South Park. Cuyo
humor no sólo nace de estos recursos sino, además, del absurdo y del
planteo de situaciones que rozan con lo surrealista.
Las advertencias y los comentarios sobre South Park que se
efectuaron en su país de origen sugerían que el producto está llamado a
ofender a diferentes grupos, religiones, nacionalidades, sexos. Sin
embargo, el filme no es tan irreverente como ese tremendo runrún indica.
Más bien, todas esas opiniones horrorizadas llevan a pensar en cierto
conservadurismo de la sociedad. Precisamente el mismo que South Park
critica.
La película, que cuenta con algunos buenos chistes, diálogos
ingeniosos y hechos absurdos que mueven a risa, narra el origen de una
guerra (y de paso, se burla de la costumbre de iniciar conflictos bélicos
de los Estados Unidos). Todo empieza cuando las películas de dos cómicos
canadienses comienzan a desvirtuar el comportamiento y el lenguaje de los
chicos del pueblo. Las madres inician una cruzada contra estos dos
pervertidos, que termina en una guerra entre los Estados Unidos y el
Canadá. Simultáneamente, en el infierno adonde es enviado el niñito que
siempre se muere en la serie, Saddam Hussein somete sexualmente a
Satanás, mientras ambos proyectan apoderarse del mundo, y los chicos, por
su parte, intentan comportarse de manera políticamente comprometida y,
quizá, hasta correcta.
Eugenia
Guevara |
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