HOMEPAGE
ESTRENOS
VIDEOS
ARCHIVO
MOVIOLA
FORO
CARTELERA
PRENSA
ACERCA...
LINKS















SOY YO, EL LADRON
(Teja, Zeodziej)

Polonia, 2000


Dirigida por Jacek Bromski, con Janusz Gajos, Daniel Olbrychsky, Jan Urbanski, Anna Romantowska, Jan Frycz, Krzysztof Globisz.



Cuando Soy yo, el ladrón ganó el Ombú de oro a la mejor película, y su guión se adjudicó el Ombú de plata en el último Festival de Mar del Plata, no fueron pocos los asombrados y despistados que no sabían de qué film se trataba, porque no había tenido una presencia destacada. Esta es una obra de bajo perfil, nada estridente, realizada con extrema discreción y también con delicadeza. Un film menor, dirán algunos, pero que retoma elementos de la mejor tradición del cine polaco. Su director, Jacek Bromski, muy reconocido en su país, no había tenido difusión entre nosotros, y su estreno ha demorado meses en concretarse.

La película se inscribe en la tendencia actual a registrar las condiciones de la dura realidad social que vive la generación joven en el mundo globalizado, que hemos visto reflejada en todo el cine de Eric Zonca y en el de los hermanos Dardenne. Huevo –un excelente Jan Urbanski– es un chico de 16 años que trabaja como mecánico en un taller de autos, y aprovecha su destreza y conocimientos de electrónica para robar pasacassettes con la ayuda de un vecino menor que él. No es fácil la vida de esos dos chicos: en sus hogares imperan el alcohol, las peleas, la promiscuidad, la vagancia y la mugre. El sueño de Huevo es entrar en la banda de Max, integrada por ladrones especializados en autos caros, como vía de escape de su ámbito de miseria.

Su abuela es la única figura familiar rescatable: ella le brinda cariño, y tiene la esperanza de que su nieto –quien no sigue el modelo de sus padres– no sea como son todos: putas y ladrones. Pese a las recomendaciones de su patrón, su otro ángel protector (muy bueno Janusz Gajos), Huevo se empecina en iniciarse en el mundo del delito mayor, y para demostrar su pericia birla a los hombres de Max un poderoso coche que tenían como objetivo. Claro que las cosas no salen como Huevo había planeado, la situación se le vá de las manos y el muchacho vive en carne propia las dificultades del pasaje a la madurez.

El propietario del Jaguar está interpretado por Daniel Olbrychsky, un actor que hemos visto en las películas de los mejores directores del cine polaco: Las señoritas de Wilko de Andrzej Wajda, el Decálogo de Krzystof Kieslowski y La estructura de cristal de Krzysztof Zanussi, por nombrar algo de su abundante filmografía. Olbrychsky parece la caricatura de sí mismo, interpretando a un músico popular que no renuncia a su condición de seductor compulsivo.

Ha dicho el director que con Soy yo, el ladrón quiso hacer una "comedia reflexiva seria". Detrás de una historia de acción muy bien filmada sobre robos de principiantes, la reflexión (que no es teórica sino visual) se orienta hacia las condiciones de vida en la Polonia de hoy. La nueva generación, hija de borrachos y corruptos, aparece desorientada frente a sus padres, que han perdido el rumbo después de la crisis de lo que fue el bloque soviético. Hoy los rusos sólo proponen negocios turbios a los polacos. Frente a esas dos generaciones es otra, aun mayor, la de la Polonia arcaica, la de la abuela que conserva las creencias morales y religiosas, la que puede dar una orientación a los más jóvenes.

Bromski realiza una buena articulación de los dos temas, sabe medir los tiempos de la acción y los remansos para la observación. Lástima que sobre el final se ablanden el rigor, la tensión y el tono que habían presidido el desarrollo de la película.

Josefina Sartora     


Enviá tu crítica al Foro