De unos años a esta parte, Corea se ha convertido en uno de los escenarios
del cine más dinámico e interesante del planeta, con nombres como Park
Chan-wook (Oldboy, Simpathy for Mr. Vengeance) y Kim Ki-duk (Hierro
3, El tiempo) como principales cabezas visibles. Entre esos
nombres también se encuentra Bong Joon-ho, quien con The Host, su
tercer largometraje (los anteriores son Barking Dogs Never Bite y
Memories Of A Murder, que por estos días se lanza en dvd), pasó a
convertirse en el cineasta más taquillero de la historia de su país. A pesar
de responder a la tradición de las películas “de monstruos”, The Host
es un claro producto del cine coreano actual.
El film comienza
con la reconstrucción de una anécdota real. En una base militar en Seúl, en
2000, un empleado norteamericano obligó a un trabajador a verter desechos
tóxicos en las cañerías que desembocan en el río Han. Ya en la ficción, poco
tiempo más tarde, un par de pescadores encuentra en el agua a una pequeña
criatura, a la que dejan libre. Diez años después, esa misma criatura
convertida en un monstruo (mezcla de calamar y reptil anfibio, con
movimientos... de tiranosaurio) emerge del Han para causar el terror entre
la gente que pasea por las orillas.
Entre esas personas
se encuentran los miembros de la familia Park, quienes manejan un modesto
puesto de comidas al aire libre junto al río. Los primeros en aparecer son
el padre, su hijo mayor (un sujeto de pocas luces) y la hija de once años de
este último. A pesar de los intentos de su padre por rescatarla, la nena es
atrapada por el monstruo. Durante una ceremonia en homenaje a las numerosas
víctimas (los cuerpos no han sido recuperados), la familia completa –que
incluye a un hermano universitario desempleado, y a la hermana, campeona de
tiro al blanco con problemas de concentración– es atrapada y enviada a un
hospital: el gobierno norteamericano sostiene que la criatura es
huésped de un virus mortal, y que todos quienes hayan tenido contacto con
ésta están contaminados. Pero la nena realiza un llamado con el celular a su
padre para avisar que está viva, en las alcantarillas. Hacia esa zona vedada
intentarán llegar los Park...
Con poca
formalidad, y un espíritu lúdico que le permite dentro de un mismo género
incorporar otros distintos, Bong Joon-ho logra mantenernos siempre a la
expectativa ¿Cómo lo hace? Por un lado, con un manejo técnico admirable,
especialmente por el lado del montaje: la toma siguiente nunca es obvia,
pero al mismo tiempo se nos presenta con la simplicidad y contundencia de
ser la única posible. Por otro lado, con el ya mencionado juego entre
géneros: dentro de un drama familiar “tomado en serio”, intercala con
habilidad momentos de sátira, de humor negro, de slapstick, que en un
principio pueden resultar desconcertantes, pero que enseguida cobran
sentido.
Con énfasis en las
relaciones fraternales, un tipo de vínculo que el cine explora con poca
frecuencia, el guión consigue pintar la personalidad de cada personaje con
muy pocas palabras. En sentido estricto, el único elemento no extraído de la
realidad es el monstruo, elaborado –dicho sea de paso– por la misma empresa
que hizo los efectos especiales de El señor de los anillos, entre
otras. De este lado del mundo, todas las demás situaciones son reconocibles
en un 100%: desde el episodio de corrupción inicial, hasta la precariedad de
la casilla en la que la familia vive y trabaja. De entrada, sabemos que a
estos personajes el sistema les dará la espalda. La burocracia y la
inoperancia son enemigos tanto o más poderosos que la criatura en cuestión.
Esto alcanza para distinguir a The Host de cualquier película “de
monstruos” del cine mainstream.
Entretenimiento
poderoso que confluye en un final emocionante, la película tiene una clara
vocación de masividad (dicen que en su país de origen fue vista por un
número equivalente al 20% de su población total), es muy probable que en
Occidente no consiga conquistar la misma cantidad de público que alguna
otra, con menores méritos y originalidad, pero protagonizada por estrellas
estadounidenses.
María Molteno
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