HOMEPAGE
ESTRENOS
VIDEOS
ARCHIVO
MOVIOLA
FORO
CARTELERA
PRENSA
ACERCA...
LINKS















CINEISMORECOMIENDA

TODOS JUNTOS
(Together)

Dinamarca-Suecia-Italia, 2000



Dirigida por
Lukas Moodysson, con Lisa Lindgren, Michael Nyvqvist, Emma Samuelsson, Sam Kessel, Gustaf Hammarsten, Anja Lundqvist.



Ya desde su opera prima Descubriendo el amor (1988), Lukas Moodysson supo crear historias en las que los deseos, siempre anárquicos e individuales, se ven condicionados por las pautas sociales... y viceversa. Aquella película trataba sobre el amor entre dos chicas de un pueblo suizo; en Todos juntos el interés del realizador por los conflictos interpersonales se amplia, y en cierto modo se politiza.

La cámara se introducirá en una casa comunitaria, "Tillsammans" (todos juntos), de las afueras de Estocolmo en plena decada del setenta. Un grupo de personalidades divergentes que parecen compartir un ideal y su exigencia implícita: vivir en la más absoluta libertad. Esto le servirá a Moodysson de imagen alegórica de esa época en la que cada uno parecía sentirse partícipe de un destino común, el llamado sueño compartido. Sin embargo, al grupo se le hace difícil mantener los compromisos y preceptos que lo constituyeron como tal. El catalizador o disparador del cambio es la llegada de Elizabeth (Lisa Lindgren), y sus dos hijos, Eva y Stefan, que en sus maletas traen dosis de convencionalismo burgués que afectarán el estilo de vida alternativo elegido por la comunidad. Su líder, Goran (Gustaf Hammarsten), sufrirá cuando su mujer Lena finalmente decida ejercer el amor libre que pregonaba su marido y tenga el primer orgasmo de su vida con el militante marxista Erik. Anna, recién divorciada de Lasse, estrenará su lesbianismo "por razones políticas" al oponerse al patriarcado y a Klas, un gay hecho y derecho, deseoso de un poco de acción. También están los vecinos, ella ruleros y tejido, él masturbándose en el taller, que espían representando a la familia convencional con su códigos de moral e hipocresía. Estos y otros personajes despiertan simpatía y, generalmente, mucha ternura también.

Siempre con humor, nunca con prejuicios, Moodysson va a cuestionar unos cuantos dogmas característicos de los 70, preguntándose qué significa tener relaciones abiertas, si se pueden invertir roles masculinos y femeninos, qué papel tiene la familia, qué les podemos enseñar verdaderamente a los niños. Pero el cineasta sueco dista de tratar estos tópicos con la seriedad y la gravedad que se hubiera impuesto, digamos, su compatriota Igmar Bergman, y se concentra en cambio en divertirnos con una serie de situaciones paradojales. Como cuando los chicos, que no pueden tener "juguetes bélicos", fingen torturarse con picanas citando a Pinochet; o cuando el militante extremista e hijo de un banquero cree que el sistema colapsaría si todos los ahorristas retiraran sus ahorros (¿se habrá dado una vuelta por el Cono Sur?). O cuando vemos cómo esa comunidad cultora del vegetarianismo renueva su menú, previa manifestación de los chicos, con numerosas salchichas que obviamente no son de achicoria.

El trabajo de cámara de Moodysson es anárquico, sorprendente, vertiginoso. Como en Descubriendo el amor, priman los primeros planos sobre los generales, así como los interiores sobre los exteriores. La articulación de secuencias gana con esos fundidos a negro o fucsia, o con la foto fija del exterior de la casa. Parte de un arsenal que, en fin, también incluye el zoom para reenmarcar las reacciones de los protagonistas, y que termina reconociéndose como estilo. La música de Abba y B. Hansson, así como los colores fuertes de la casa, serán el contrapeso perfecto para equilibrar la gran cantidad de diálogos que presenta el guión.

Inteligente y divertida, Todos juntos ofrece una mirada desacralizadora de los 70. Con ironía, sin nostalgía, plantea el conflicto entre ciertas utopias... y su puesta en práctica. Pero, también, entre las ideas y los sueños de los mayores versus el realismo, o la practicidad, de los niños (futuros artífices de los ochenta y noventa). Una auténtica cabalgata por el espíritu libre, lúdico... irresponsable de una generación de la que a modo de moraleja –si se quiere– queda la frase de uno de los personajes secundarios: "la soledad es lo peor que puede haber en este mundo".

Nicolás Rizzi      

ARTICULOS RELACIONADOS:
   >Crítica de Descubriendo el amor


Enviá tu crítica al Foro