HOMEPAGE
ESTRENOS
VIDEOS
ARCHIVO
MOVIOLA
FORO
CARTELERA
PRENSA
ACERCA...
LINKS















VIRUS

Estados Unidos, 1999


Dirigida por John Bruno, con Jamie Lee Curtis, William Baldwin, Donald Sutherland, Joanna Pacula, Marshall Bell.



Virus es el primer film dirigido por John Bruno, un consumado realizador de efectos especiales que supo convocar a sus mejores pares para elaborar a ese monstruo sin rostro, relativamente novedoso que preside la anécdota. Una suerte de energía inteligente, ubicua, que se mete sin permiso en la estación orbital Mir, cuyo sistema de comunicaciones aprovecha para saltar a la Tierra, o más precisamente al mar, infiltrándose en la computadora central del "Vladislav Volkov", un sofisticado buque-laboratorio de bandera rusa. No está mal: como si fuera un programa que viaja por módem.

Hay otro barco, el "Sea Star", y es el modesto remolcador que transporta a los héroes –media docena de buscadores de tesoros más o menos piratescos– cuando una tormenta los pone en fuga... y se topan con la nave rusa. La abordan. Pues bien: hasta aquí el resultado por lo menos equivale a la suma de las partes. La escenografía planta al buque ruso como una efigie ominosa, decididamente temeraria. En el bando de los justos todavía destellan ciertos rasgos pintorescos (tenuemente, es cierto, y sólo de la mano de Donald Sutherland, que compone a un capitán cabrón, desaforado). La criatura aun no se ha convertido en esa cruza de Mecano y Robocop, infantilmente vil, caprichosamente asesina. El silencio, el aislamiento y los tripulantes desaparecidos configuran una situación de suspense muy típica, un punto de partida conocido, pero que sin embargo funciona. Y es curioso: su vigencia debe provenir del hecho de que nadie ha conseguido derivar de él un relato medianamente interesante (ahí está Terror a bordo, la historia añejamente desechada por Orson Welles y retomada por Phillip Noyce con un primer acto magistral, e dopo...).

Lo que resta de Virus no merece mayores comentarios. Esencialmente es un interminable juego del gato y el ratón. Alternativamente víctimas y verdugos, el invasor y los terráqueos buscarán aniquilarse. Mil batallas previsibles, previsiblemente, irán diezmando a las respectivas tropas. Escotillas que se traban, héroes que se vuelven locos, una rusa que aparece al fin –para pasear su belleza y balbucear patéticas explicaciones "científicas"–, estrategias gruesas, torpes, incongruencias a granel. Una auténtica maratón para el aburrimiento, naturalmente coronada por el consabido enfrentamiento final. De un lado quedarán  los lindos (Jamie Lee Curtis, William Baldwin). Del otro, un tendal de fierros retorcidos. O un pichón de Alien en barbecho. O una 386. Qué más da.

Guillermo Ravaschino