El 15 de agosto (tal su título original, cambiado libérrimamente) es un feriado en el que toda Francia se toma unos días de vacaciones de verano. Richard Berry, Charles Berling y Jean-Pierre Darroussin (parece que este último no puede estar hoy ausente en ninguna comedia francesa) interpretan a tres maridos que llegan a la casa que alquilan en la playa, para encontrar que sus respectivas esposas, cansadas de la tarea doméstica, se han ido a su vez de vacaciones y han dejado allí a sus hijitos, el perro, y la heladera vacía.

En los días siguientes, tres hombres que tienen poco en común deberán hacerse cargo por primera vez de la tarea familiar, en un proceso que recuerda la célebre Tres hombres y un biberón. Descubrirán que –aun ausentes– sus mujeres les están enviando mensajes. Ellas han estado leyendo un libro sobre la pareja y la realización personal: ellos harán lo propio, con cuestionamientos, charlas y auto-examen. La experiencia doméstica, la convivencia, la amistad entre varones que comparten sentimientos y preocupaciones y las teorías tan difundidas por la new age los ayudarán en su desarrollo evolutivo.

Con guión de su esposa Lisa, Alessandrin trata un tema profundo con humor y extrema liviandad. El film resulta muy convencional y previsible, con multitud de lugares comunes. Sólo sorprende la actuación de Berling, muy distinto de sus roles de actor dramático que hemos visto en Los destinos sentimentales y La comedia de la inocencia. Sin embargo, en la última media hora la película levanta tensión gracias a su sensibilidad, con una reivindicación de "nueva masculinidad".