HOMEPAGE
ESTRENOS
VIDEOS
ARCHIVO
MOVIOLA
FORO
CARTELERA
PRENSA
ACERCA...
LINKS















VUELO 93
(United 93)

Estados Unidos, 2006


Dirigida por Paul Greengrass, con Christian Clemenson, Trish Gates, Polly Adams, Cheyenne Jackson, Opal Alladin, Gary Commock, Nancy McDoniel, Richard Bekins.



El 11 se septiembre de 2001, en el espacio aéreo norteamericano, cuatro vuelos fueron secuestrados casi al mismo tiempo. Tres de ellos impactaron sobre los blancos previstos: dos sobre las Torres Gemelas, en Nueva York, y uno sobre la sede del Pentágono en Washington. El cuarto, supuestamente destinado a la Casa Blanca, terminó cayendo sobre un campo en Pennsylvania. Ninguno de sus pasajeros sobrevivió. En pocas líneas, esta es la historia oficial tomada por el británico Paul Greengrass (La supremacía Bourne, Vuelo en busca del amor, Domingo sangriento) para realizar una película que se inscribe en lo que se prevé será una larga serie que revisita uno de los días de mayor impacto en la historia reciente. Hay estudios que, con distinto grado de seriedad, ponen en cuestión la versión norteamericana de los hechos, por lo que la primera condición para ver y disfrutar (o mejor, apreciar; es difícil disfrutar una película así) Vuelo 93, es suspender las dudas que despiertan los aspectos fácticos y creer que lo que vemos sucedió tal y como se lo relata.

El director afirma haberse documentado en las grabaciones de las llamadas telefónicas que los pasajeros y la tripulación del vuelo número 93 de United Airlines realizaron a sus parientes y amigos, y en los testimonios de éstos últimos. De entrada se advierte el background de este cineasta como documentalista televisivo: Greengrass toma prestado el lenguaje del documental para crear una película de ficción contundente. La apuesta es mostrar cómo sucedió sin demasiado adorno, lo más lejos posible del melodrama y de la espectacularización de la tragedia (algo de lo que se hace uso corriente en el periodismo televisivo). En ese marco, la mayor parte de los protagonistas que están en condiciones de contar la historia se interpretan a sí mismos; entre ellos, sorprende Ben Sliney, director de operaciones nacionales de la Administración Federal de Aviación, quien ese día debutaba en su puesto.

La película se desarrolla en interiores, en tres ámbitos distintos: avión, sala de controladores aéreos, base militar. Hay muchos personajes pero ninguna cara conocida, y no sólo por el lado del elenco (no hay actores famosos) sino en lo que hace a la propia intimidad de la ficción, ya que su estrategia evita la empatía y los golpes bajos que podrían provenir del relato de las historias anteriores de cada uno de los personajes que (intuimos) tienen esposas, maridos, hijos, novios, padres, y que, invariablemente, sabemos que morirán. Se muestra también el miedo de los propios secuestradores, los preparativos, la angustia de saber que ellos también van a morir.

Greengrass superpone y alterna con habilidad las escenas que se suceden casi en tiempo real. Su posición política queda de relieve al mostrar la inoperancia del ejército estadounidense y las fallas de los conductores del país para comunicar a los diferentes organismos entre sí (e incluso las trabas que se presentan para contactar al presidente con el vice).

Las escenas cruciales fueron filmadas en los pasillos de un avión, y allí se evidencia el excelente trabajo de cámara, a menudo en mano, que busca las imperfecciones para contagiar la sensación de caos. En el montaje, sin embargo, podría haberse evitado la intrusión de una música que pretende subrayar lo que ya quedaba claro.

El efecto que produce Vuelo 93 es desolador. Uno de los momentos mejor logrados, que habla del equilibrio y la seriedad con que Greengrass se tomó esta empresa, es aquel en que se superponen las oraciones recitadas por los pasajeros cristianos con las de los terroristas musulmanes. Todas van dirigidas a un mismo dios.

María Molteno      

ARTICULOS RELACIONADOS:
   >Crítica de La supremacía Bourne
   >Crítica de Vuelo en busca del amor


Enviá tu crítica al Foro