creo que es una película muy cuidadosamente narrada y excelentemente
actuada. le agradezco su sutilidad como recurso al desarrollar la trama y
lo que esta mujeres sienten y piensan, no siempre hay que contar
absolutamente todo, y está nos deja imaginar; si bien hay mucho de la
mirada de la mujer sobre ciertos temas como el desamor, la soledad, el
desengaño, la dependencia, el miedo, estos temas no son exclusivamente
femeninos ni mucho menos, y además la dirección es masculina, x
consiguiente, muy valorable...
Carolina Reinhardt (Buenos Aires, Argentina. Edad: 25)
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“Seis personajes en busca de un autor”, título de la conocida pieza
teatral del dramaturgo Luigi Pirandello, podría ser parafraseado y diría
que esta película de Rodrigo García debería titularse “6 mujeres en
busca del amor”; porque ¿de qué otra cosa habla el film si no es de
amor?, del amor por uno mismo, por el ser amado (sea del género que nos
plazca), por el prójimo, por los hijos (los deseados y los que son fruto
de la casualidad de un diafragma colocado a destiempo), del amor por la
vida (seguir viviendo o morir), del amor fraternal, del amor por la
profesión (ya sea uno detective, maestra de niños no-videntes, escritora
de cuentos infantiles, o una simple mendiga que ama su condición de tal).
Amar o morir (de pena, de tristeza, de monotonía, de soledad, no sólo de
muerte “real”), parece la dicotomía que sustenta el relato.
Con solo mirarte acierta, a mi juicio, en dos cuestiones fundamentales: el
casting y las locaciones, para empezar por el casting, creo que cada
actriz aporta lo suyo al personaje, encarnando esa idea de que “parece
hecho a la medida”; ejemplos de ellos son la aparente dureza de Glen
Close, en quien se esconde la vulnerabilidad de saberse exitosa pero
abrumadoramente sola, o en la deliciosa presencia casi levitante de
Calista Flockhart, en quien percibimos un halo mágico, propio de un ser
en trance, etéreo, casi un ave siempre a punto de levantar vuelo,
profundamente dolida por su realidad (su pareja moribunda) y por lo que la
rodea. En Holly Hunter y su pequeña figura, el espectador disfruta de una
colosal actuación,en la que Holly da vida a una omnipotencia difícil de
sostener en su escaso metro cincuenta de estatura, y es una mujer con un
trabajo gratificante que la vuelve poderosa ante los hombres, pero que
lleva una vida sentimental que la expone al dolor mayor, cuando decide
interrumpir un embarazo y llora sola, pateando las baldosas de una ciudad
que nunca se vio tan solitaria. La lista sigue con la Bates, y en su
historia de madre que se resiste a ver crecer al hijo, y que por ello,
como un conjuro, escribe cuentos para niños y se enamora de un hombre
pequeño, dicho sin eufemismos: de un enano, casi un personaje de uno de
sus relatos, alguien a quien amar y proteger. Por último, Cameron Díaz y
la actriz que encarna a la hermana (olvidé su nombre, pero no la
contundencia de su rostro), en una relación simbiótica, complementaria,
en las que ambas parecen ser la parte que a la otra le falta, una ve lo
que la otra siente, y viceversa. Impecables.
Y además está esa mujer latina, desconocida, eterna transeúnte de las
calles de Los Ángeles -la ciudad elegida para las locaciones y como decía,
otro acierto del film-; esa mujer que puede ser cualquiera, todas y cada
una, y que simboliza la opción por la negación de la vida, pues decide
quitársela. Eso lo sabemos desde que comienza la película, y la mujer
cruzándose con todas las protagonistas, es la metáfora de lo que podría
ser, así como lo son la anciana como mirada prospectiva de la Close sobre
el destino que le espera a su solitaria vida, o la mendiga visionaria,
como el futuro previsible de la exitosa ejecutiva que encarna la Hunter.
El tiempo presente convive, en el paisaje despojado de la ciudad de Los Ángeles,
con la posibilidad, con la (im)previsibilidad del futuro, con la chance de
optar por el cambio, posibilidad que se traduce en “animarse”, y con
esas mujeres reales, tan carnales, más otras cuasi fantasmagóricas o
proféticas.
Acuerdo con que se trata de relatos desparejos, algunos mejor contados que
otros, pero que hacen, en balance, una buena película.
Sandi Curly (Córdoba, Argentina. Edad: 36)
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