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CORTAZAR,
APUNTES PARA UN DOCUMENTAL
Argentina,
2002 |
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Documental dirigido por Eduardo Montes-Bradley.
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El documental literario ya es un género instituido en la Argentina:
Borges, Saer, Pizarnik han merecido sendas películas, y aún esperan las
suyas Manuel Puig y Beatriz Guido, acaso nuestros escritores más cinematográficos.
Montes-Bradley había incursionado en el género con Soriano, Harto
the Borges y Los cuentos del timonel (sobre Osvaldo Bayer). Su
película sobre Julio Cortázar está subtitulada apuntes para un documental,
y se agrega entre paréntesis: Borrador fílmico. Una manera de
prevenir cualquier intento de análisis de la misma como un producto
terminado. Valoramos entonces la franqueza de Montes-Bradley, porque el
resultado todavía no llega a ser cine.
Este documental recorta numerosas entrevistas a un variado espectro de
intelectuales que esbozan el perfil polifacético del personaje: Sergio
Ramírez, Ernesto Cardenal y el italiano Bruno Arpaia por nombrar algunos,
dan sus opiniones sobre el escritor, poniendo el acento en su personalidad
contradictoria. El film deja de lado la intención biográfica, y
constituye el eje de la discusión en la transformación de un escritor
que pasó de desarrollar una actividad exclusivamente literaria (no se
menciona su trabajo como traductor de las Naciones Unidas) a ocupar el
sitial emblemático del escritor políticamente comprometido, después de
su contacto con la revolución cubana. Lo notable es que Montes-Bradley ve
esa evolución política de Cortázar como un cambio de personalidad, y lo
homologa al personaje doble de Stevenson –Jekyll y Hyde– que pasa de
la bondad a la maldad, del hombre al monstruo. Esta interpretación está
actualizada en la cita explícita de un clásico del tema: Abott &
Costello encuentran al Dr. Jekyll y Mr. Hyde (Charles Lamont, 1953,
con Boris Karloff). Justamente, se incluyen en el film las escenas de
mutación, como si un cambio de actitud política fuera una monstruosidad.
Curiosa interpretación, de una ortodoxia sorprendente. Esas imágenes
están reforzadas por los cambios físicos que experimenta Cortázar en
los años ‘70, coincidentes con su conversión política.
Como lo había hecho con el otro ícono de la literatura argentina en Harto
the Borges, el director quiere sacar a su personaje del bronce, bajarlo
del pedestal, cuestionar la imagen instalada. Para ello, está la denuncia
contra la pretendida obra abierta de Rayuela (Liliana Heker), el
desagrado hacia sus cuentos (Daniel Guebel), la desconfianza de la
izquierda sobre su conversión política (Rolo Diez), su falta de
compromiso para con la situación argentina en los ‘80 (Osvaldo Bayer).
La estructura del documental constituye una suerte de yuxtaposición
deshilvanada de esas declaraciones, fragmentos de una entrevista al mismo
Cortázar y la incorporación de otros films. El carácter lúdico del
escritor está permanentemente subrayado: por un lado se incluyen algunos
cortos caseros y turísticos realizados por él mismo, y por otro –en
una suerte de boutade muy obvia– las citas de Los viajes de
Gulliver (1939) señalan su entusiasmo ingenuo por las luchas
revolucionarias: resulta un gigante víctima de la mentalidad liliputiense
de sus contemporáneos. En todo caso, Cortázar queda como símbolo de las
contradicciones de una clase y una generación argentinas.
Cortázar ya había tenido su documental biográfico, a cargo de
Tristán Bauer.
Montes-Bradley contesta a Bauer
con una mirada iconoclasta, inusual y valiosa en una sociedad tan amante
de la solemnidad como la nuestra. El carácter de borrador del film es
evidente: no estamos a favor de la organicidad a ultranza de la obra
clausurada o cristalizada, pero ésta parece una película en
preparación, y los problemas técnicos de imagen, un sonido sucio,
impreciso, y su exhibición en video no la ayudan. Y en una película
dedicada a un famoso melómano como lo fue Cortázar, la banalidad de la
selección musical resulta otra ironía lamentable.
En una charla con CINEISMO, esto fue lo que el propio
Montes-Bradley manifestó sobre sus apuntes: "Queda mucho por
indagar, por discutir. No creo en las biografías y supongo que hay muchos
otros argumentos en torno a Cortázar sobre los que se puede seguir
discutiendo, incluso esos mismos que se abordaron en mi documental. Tengo un
ensayo monumental en preparación sobre los primeros 40 años en la vida
de Cortázar, un trabajo que contradice en gran medida todo lo que alguna
vez leí sobre él en artículos periodísticos y ensayos biográficos.
Supongo que ese trabajo llevará la forma de un libro; quizá pueda
editar otro material que fui recopilando en un segundo borrador, pero en
principio me cuesta creerlo." Más claro, échenle agua.
Josefina Sartora
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